Esclerosis Múltiple: Eficacia y Seguridad del Ejercicio Físico

El Ejercicio Físico en la Esclerosis Múltiple

La realización de ejercicio físico en pacientes con cuadros leves o moderados de esclerosis múltiple, permite aumentar la capacidad cardiopulmonar, la fuerza muscular, la movilidad y la calidad de vida, además de reducir los síntomas de depresión y la fatiga, sin incrementar la tasa de recurrencia de la enfermedad; los efectos adversos son similares a los experimentados por la población sana.

 

Introducción

El control farmacológico de la esclerosis múltiple (EM) mediante la terapia modificadora de la enfermedad (DMT, disease-modifying therapy) presenta una escasa eficacia. En este sentido, se pretende evitar la progresión de la enfermedad, caracterizada por el deterioro y la pérdida de las funciones neurológicas, lo que provoca discapacidad y, por ende, disminución significativa de la calidad de vida. De esta forma, si bien la utilización de moléculas como los interferones, en etapas tempranas de la EM, permiten reducir el número de lesiones en el cerebro, la recurrencia y el avance del cuadro clínico, dichos efectos beneficiosos no se mantienen en el largo plazo. Cabe destacar, que, en una primera fase, predomina el componente inflamatorio de la enfermedad, el cual se observa a intervalos en la EM en recurrencia y remisión (EMRR), en múltiples focos del sistema nervioso central (SNC), proceso que precede a la desmielinización y la consecuente degeneración de axones y neuronas. Asimismo, en la actualidad, se evalúa la aplicación de estrategias eficaces en contrarrestar la discapacidad resultante de dicho proceso. En este sentido, se ha postulado que la realización de ejercicio físico podría funcionar como DMT, ya que lograría, en el largo plazo, el control de la sintomatología y la rehabilitación neurológica. No obstante, se requieren estudios adicionales que comprueben, de manera firme, dicha afirmación. Por otra parte, la aplicación de nuevos enfoques en el tratamiento de la EM permitiría aumentar la calidad de vida de los individuos afectados (en particular, mujeres jóvenes de mediana edad y de ascendencia europea),

El objetivo de la presente revisión fue determinar la eficacia y seguridad de la práctica de ejercicio físico en el tratamiento de la EM y las pautas de utilización de dicha estrategia terapéutica.

Caracterización y eficacia de la actividad física en el control de los síntomas

El concepto de ejercicio físico se refiere a la práctica de actividad física en forma regular y planificada, que produce un efecto en la morfología, la musculatura, el metabolismo y la capacidad cardiopulmonar. En este sentido, en el tratamiento de la EM, se pretende al aplicar como terapia la realización de ejercicio físico, mejorar la salud, evitar el deterioro funcional y la progresión de la enfermedad. De esta forma, de acuerdo con estudios previos, la ejecución de ejercicios aeróbicos permite aumentar la capacidad cardiopulmonar. En particular, una rutina de 40 a 50 min, efectuada en una ergometría de brazos y piernas, 3 veces por semana, que exige un consumo máximo de oxígeno cercano al 60%, permite aumentar dicha capacidad, de manera sustancial, en pacientes con EM. Asimismo, el ejercicio físico en estos individuos puede incrementar la fuerza muscular, lo cual se ha comprobado mediante la ejecución de ejercicios de resistencia. En este sentido, los músculos extensores y flexores de la rodilla aumentan su capacidad de contracción máxima, luego de la realización, en 2 sesiones semanales (durante 12 semanas), de 3 a 4 clases diferentes de ejercicios y 5 ejercicios de cada clase, efectuados en 8 a 12 repeticiones con una repetición máxima (RM) de 8 a 15. Por otra parte, si bien diversos estudios señalan que la práctica de ejercicios permite reducir las alteraciones del equilibrio (dificultad para mantenerse erguido y balanceo al permanecer quietos en una posición determinada) en pacientes con cuadros leves o moderados de EM, la baja calidad del diseño experimental y el escaso tamaño de la población considerada no permite a arribar a conclusiones generales. En contraposición, se ha demostrado que la práctica de ejercicio físico disminuye la fatiga, efecto que es reforzado por el aprendizaje. De esta forma, se logra reducir a la mitad (expresada en unidades de desviación estándar [DE]) la fatiga experimentada por individuos con EM, respecto de los controles que presentan la enfermedad y no se ejercitan (registrado en 17 ensayos clínicos aleatorizados [n = 568]). Cabe destacar que este efecto de la actividad física reviste fundamental importancia, si se considera que la fatiga puede exacerbar otros cuadros característicos de la EM, como el deterioro cognitivo, la discapacidad, el dolor, la depresión y la ansiedad. En este sentido, los síntomas de depresión pueden redundar en una agudización del deterioro cognitivo, el incumplimiento de la terapia farmacológica y la reducción significativa de la calidad de vida. Si bien, se infiere que la práctica de actividades físicas podría contrarrestar el cuadro depresivo en pacientes con EM, al igual que en personas que no presentan esta afección, los resultados de los diversos ensayos clínicos no son concluyentes respecto de la eficacia de este tipo de actividades en el control de dicho trastorno. Por otra parte, el ejercicio físico logra aumentar la movilidad del paciente con EM en una quinta parte (1/5 DE), respecto del control, efecto que si bien es reducido, puede ser potenciado bajo supervisión de un entrenador. Asimismo, la diversidad de estudios respecto del efecto de la práctica de actividad física en la calidad de vida, señalan que el entrenamiento aeróbico que incrementa la capacidad cardiopulmonar permite un aumento de 1/4 (expresado en unidades de DE) en dicha variable.

Seguridad e implementación de la terapia de ejercicio físico 

La realización de ejercicio físico en pacientes con EM provoca efectos adversos similares a los de individuos que no presentan la enfermedad (dolor de espalda o en las articulaciones, o la eventual lesión en el músculo esquelético por la ejecución de ejercicios de resistencia), y permite lograr una pequeña disminución en la propensión a experimentar la recurrencia de la sintomatología característica, respecto del control que no se ejercita (tasas de recurrencia del 4.6% y 6.3%, respectivamente).

Con respecto a la prescripción de actividad física, se recomienda efectuar ejercicios aeróbicos de intensidad moderada destinados a mejorar la capacidad cardiopulmonar y ejercicios de resistencia para potenciar la fuerza muscular (principalmente en los grupos musculares de los miembros inferiores) durante un mínimo de 30 min, 2 veces por semana. La actividad aeróbica comprende el entrenamiento en la cinta caminadora o la bicicleta ergométrica, la ergometría de brazos y piernas y la gimnasia acuática (intensidad: valores máximos de consumo de oxígeno del 50% al 70% y de tasa cardíaca del 60% al 80%). Por otra parte, en el entrenamiento de resistencia, la intensidad recomendada es de 8 a 15 RM en el comienzo de éste y de 8 a 10 RM al aumentar la aptitud física (en cada sesión se ejecutan de 4 a 8 ejercicios diferentes). Cabe destacar que los pacientes evaluados en los diferentes ensayos clínicos, respecto de su respuesta a la ejecución de ejercicios físicos, suelen presentar EMRR y cuadros leves o moderados de discapacidad, lo cual no permite extrapolar los efectos beneficiosos del ejercicio a individuos con formas progresivas de la EM, cuadros graves de discapacidad u otros síntomas característicos de la EM. Por otra parte, en adición a la valoración del efecto del ejercicio físico en la disminución de la sintomatología y la mejora en la calidad de vida, es esencial evaluar la incidencia de dicha actividad en la estructura y la función del cerebro, la expresión de factores neurotróficos y la presencia de células inmunes en el SNC. Asimismo, deben efectuarse estudios preclínicos en modelos con animales destinados a la comprensión de los mecanismos implicados en los efectos provocados por el ejercicio físico en el control de la degeneración del tejido nervioso, característica de la EM. Es probable que la práctica de actividades físicas deba combinarse con otros tratamientos, como la aplicación de la DMT, de manera de lograr una mayor eficacia en el control de la EM. En este sentido, resulta fundamental el cumplimiento del tratamiento, para lo cual será necesario promover un cambio conductual en el paciente, como el propuesto por la teoría cognitivo social de Bandura.

Factores clave
* El ejercicio es un tipo de conducta referida a la actividad física de esparcimiento que puede producir mejoras en la aptitud física asociadas con el estado de salud.
* Existen pruebas sólidas respecto de la asociación del ejercicio con efectos beneficiosos en los componentes aeróbicos y musculares de la aptitud, los síntomas de fatiga y depresión, la movilidad y la calidad de vida en la EM). Asimismo, existen pruebas significativas, pero de menor solidez, respecto de los efectos beneficiosos del ejercicio en el equilibrio.
* El ejercicio es seguro si se considera que no aumenta la tasa de recurrencia, determinada en los ensayos clínicos controlados y aleatorizados; asimismo, las tasas de otros efectos adversos, como las lesiones musculoesqueléticas, son escasas en la EM.
* Se han establecido pautas actualizadas en la prescripción del volumen adecuado de ejercicio físico, de manera de maximizar los efectos beneficiosos de éste, en personas con discapacidad provocada por cuadros leves o moderados de EM.

 

Conclusión

La realización de ejercicio físico en pacientes con cuadros leves o moderados de EM permite aumentar la aptitud física (capacidad cardiopulmonar y fuerza muscular), la movilidad y la calidad de vida, y reducir los síntomas de depresión y la fatiga, sin incrementar la tasa de recurrencia de la enfermedad, con efectos adversos similares a los experimentados por la población sana.

 

Resumen objetivo elaborado
por el Comité de Redacción Científica de SIIC sobre la base del artículo

Benefits, Safety, and Prescription of Exercise in Persons with Multiple Sclerosis

de

Motl R

integrante de

University of Illinois, Urbana, EE.UU.

El artículo original, compuesto por 8 páginas, fue editado por

Expert Review of Neurotherapeutics

14(12):1429-1436, Dic 2014